miércoles, 6 de junio de 2012

Argentina: un país bilardista

Bilardo y Guardiola, dos paradigmas totalmente distintos.
El inconsciente colectivo del futbolero argentino ha tenido la suerte y el placer de presenciar y admirar al Barcelona de Pep Guardiola.

El blaugrana comandado por el ex centrocampista español, ha obtenido 14 títulos de los 19 posibles, una marca que asusta y sorprende a todos. Entre sus logros se destacan dos Ligas de Campeones (2009 y 2011), dos Mundial de Clubes (2009 y 2011) y tres Ligas Españolas (2009, 2010 y 2011).

Sin embargo los trofeos cosechados no han sido la causa del enamoramiento del argentino por el equipo de Lionel Messi. El Barca tenía una filosofía de juego particular, una belleza estética que llenaba los ojos de cualquier espectador. Por ejemplo, la defensa era protagonizada no por el cierre, el golpe, la fuerza, el quiebre, la destrucción de ataque rival, sino todo lo contrario, era mantener la posesión del balón, hacerlo rotar, protegerlo, acariciarlo, amarlo, no pateándolo lejos y así romperle el vidrio a Doña Rosa.

Se dice que lo importante para llegar a un logro es el camino. Este pensamiento era conceptualizado por el Barcelona. Si un cuadro contrario era férreo, ordenando y difícil de penetrar, Xavi, Iniesta o Messi no se ponían nerviosos ante la adversidad y no envían centros inoportunos como “último recurso”. Seguían su filosofía, continuar ese camino, darle valor al mismo sin importar si se gana o se pierde. Con ese camino obtuvieron casi un porcentaje de 73% en triunfos.

No obstante, el argentino que levanta la bandera de Guardiola, del Jogo Bonito, de ganar gustando, o morir de pie jugando “bien”, es el mismo que tiene una mirada bilardista sobre el mundo.
El argentino pronuncia frases como:

“No me importa si roba, yo lo voto igual. Será chorro pero cumple”. - Jugará picapiedra, pero gana, romperá piernas, pero gana.

“No quedaba otra, tenía hambre y tuve que salir a robar”. - El otro equipo estaba muy atrás, tuvimos que empezar a lanzar centros, entonces sacamos al enganche y pusimos otro 9.

“No se puede hacer revolución sin sangre, no hay otro remedio que la fuerza”. - Nos quedamos sin ideas, el equipo contrario nos obligó a tener que disputar todo al juego aéreo.

"Me compré un Blackberry robado, lo pagué $400, una ganga!". - Compramos un árbitro, pero bueno, quién no lo hizo?

“Si tengo que salir a robar lo voy a hacer, y si se me escapa un tiro, y bueno es la vida de él o la mía”. - PISALO, PISALO! QUE ME IMPORTA EL OTRO, PISALO!!

Lamentablemente, la bilardisación de la realidad es un paradigma muy arraigado en el argentino. Es por ello que "vale todo", o “no pasa nada”, o pronunciamos el “no llegaba a fin de mes y tuve que robar”. Los jubilados también tienen hambre pero no veo placas de Crónica con lemas tales como “TOMA DE REHENES EN BANCO MACRO: Abuelos enfierrados, producen una toma de rehenes. Piden dinero, drogas y pizzas” o “NUEVAMENTE LOS JUBILADOS: abuelos matan a tachero para robarle el estéreo y 20 pesos”.

 "Correrán ríos de sangre antes de que conquistemos nuestra libertad, pero esa sangre deberá ser la nuestra". Mahatma Ghandi.

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